lunes, 25 de diciembre de 2006

capítulo cuatro: cuento chino de navidad




melanoma emocional-intelectivo,
sensación de fallo renal,
resaca y malestar general,
fallo detectado en el dispositivo;
casi siento una sombra de nostalgia
un sabor de boca a antidepresivo.

la mañana despunta de punta en gris
y el alba roma cuando asoma
se clava en el alma sin puntos ni comas
desgarra el silencio con voz de faquir.

anoche estuve en las calles
anoche estuve buscándola,
intentando recordarla,
y aunque creo que nunca se sabe,
creo que nunca la quise.

anoche no había taxis para volver a casa,
sólo silencio y parpadeo de luces.
si cada cual elige sus cruces
yo escogí la mía por ser más pesada,
pero creo que nunca se elige.

anoche busqué un amigo
para reír y beber hasta tarde
pero jamás he tenido a nadie
más que el silencio, frío testigo.
y no queráis saber lo que dije:

grité con voz fría "adelante,
acaba conmigo, bruja
creo que no me importa la excusa
y creo que a ti no me importa matarme"
aunque no estoy seguro de si lo dije.

anoche ni siquiera mi asesina
me seguía, ni siquiera,
si yo mismo me quisiera
tan siquiera lloraría.
aunque creo que nunca lo hice.


domingo, 17 de diciembre de 2006

capítulo 3: matemati... ¡cochino!




negro silencio interrumpido sólo a veces por progresiones geométricas de dolor alucinógeno. al cabo de dos semanas recuperé una cierta consciencia. cuando has estado a punto de morir te autoconvences de que puedes ser una persona distinta. yo no; ni siquera me di cuenta de lo que pasó. todo fue tan rápido y tan incoherente que al despertar en el hospital sólo me salió decir:

"tengo hambre".

así que es usted el famoso matemático chino.-dijo una voz cavernosa.

la voz tomó forma en un ente canoso y con bata blanca que dijo:
ya era hora de que despertase.

esto me suena a veinte mil escenas de veinte mil series y otras tantas películas.

"¿Cuánto tiempo he estado en coma?" pregunto.

"su narración es incoherente." dice un lector; "alterna el pretérito con el presente sin ningún asomo de continuidad."

"cállate y sigue leyendo." digo yo.

"amigo, tiene usted una confusión entre pasado, presente y futuro. debido sin duda a su enfermedad" dirá el médico.

"¿mi enfermedad?¿qué enfermedad?" escudriño.

"su... patología psicológica." interpela él.

"¿patología?¿qué quiere discernir con esa aliteración?" aligero yo, imaginando un pato al decirlo.

"ummm... interesante. sin duda confunde usted las palabras. es decir, está afectado por un leve brote de afasia. además de los otros síntomas."

"¿síntomas?" inquiero, imaginando esta vez un tomate.

"dispongo de los expedientes psicológicos elaborados por los veinte psiquiatras que le han tratado, señor matemático. uno cada año; ninguno de ellos termina de explicarse en qué consiste su enfermedad, pero todos ellos coinciden en un punto: usted ha logrado sublimar sus sentimientos convirtiéndolos en razón pura. todos salvo el primero." expuso el doctor borrón.

"¿por qué le hago caso a una mancha con bata?"

"¡póngase las gafas, leñe!"

lo hice. el doctor borrón se convirtió por fin en un ente de canas más definidas y figura más reconocible. casi parecía humano.

"y dígame, doctor borrón: ¿cuáles son mis síntomas?"

"me apellido rodríguez. verá, su primer psiquiatra, el doctor velasco, le acusaba de ser una persona excesivamente emocional. según su informe, era usted, y cito textualmente más permeable que el papel de fumar. cuando le trató, tenía usted quince años. en ese momento era usted tan extremadamente emotivo que lloró amargamente durante la emisión del film "bigfoot y los henderson".

pobre bigfoot. todavía hoy me enternece recordarlo.

"su segundo psiquiatra, el doctor navarro, le describe como un auténtico ordenador impersonal. y añade: posee una capacidad tal de manejo de sus propias emociones que ha convertido su concepción de la vida en una especie de operación algebraica. como observará, hay un evidente salto cuantitavo entre el primer diagnóstico y el segundo. algo ocurrió para que usted empezará a racionalizar sus sentimientos. presumiblemente algo relacionado con una mujer... ¿me equivoco?"

"todo está relacionado con una mujer." sentencio.

"a partir de aquí el proceso de "enfriamiento" de emociones se recrudece. por citar dos de los ejemplos más ilustrativos, su séptimo psiquiatra, el doctor varela le define como un imperturbable ajedrecista de la vida: juega tanto con las emociones como con las personas para conseguir fines inteligentemente seleccionados; y su vigésimo y último psiquiatra, el doctor moncada, dice de usted: si me lo cruzara en una chatarrería, pensaría que es un robot. sólo tengo una pregunta para usted: ¿sintió dolor cuando fue atravesado por las flechas?"

"No."

"Es asombroso. ha conseguido usted aislarse completamente no sólo de las emociones, sino también de las sensaciones. es usted intelecto puro."

"bueno... tengo brazos y piernas ¿no?"

"sí, pero es incapaz de sentir nada."

"¿cuándo podré salir del hospital?" pregunté.

"cuando quiera. se quedará un día en observación, pero ya está prácticamente recuperado. tengo que pedirle que venga aquí una vez por semana para estudiarle como psiquiatra. por lo demás es libre a partir de mañana. y no se preocupe por el brote de afasia y dislexia cronológica. irán remitiendo pronto."

No entiendo nada de lo que dice.

"supongo que cuando salga tendrá que llamar a la policía. por lo de los flechazos. ¿tiene alguna idea de quién ha podido ser?"

"No tengo alguna idea. estoy seguro al cien por cien de quién ha sido. y no pienso llamar a la policía. esto debo arreglarlo yo mismo."

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Cuando vuelvo a casa encuentro una pintada en mi puerta. en ella puede leerse "matemati... ¡cochino!".
está claro que lo ha hecho ella. mi primer amor, el origen de mi aislamiento...

... la literata finlandesa.







martes, 12 de diciembre de 2006

capítulo dos: inestabilidad de un polígono irregular causada por el trazado de dos secantes perpendiculares a la superficie




salgo a caminar... por la cintura cósmica del sur, como cantaba mercedes sosa. el café estaba perfecto: los 200 mililitros de sustancia negra combinados con los 3'5 gramos de azúcar habían dado lugar a un perfecto levanta-muertos. y mi mente contante ya en perfecto funcionamiento viaja por la dimensionalidad física, como envuelta en realidad, casi creyendo que existe.

y de repente algo falla: la gráfica de equilibrio se desvía peligrosamente; la ecuación no tiene el resultado perfecto (sin duda debido a variables exógenas imponderables), las cifras no concuerdan: me estoy mareando. cruzo la calle esperando que todo pase pronto, que la realidad se ajuste a su propio contorno, que los polígonos regresen a su orden primigenio para encajar mi silueta en el esquema original de las cosas. aminoro la velocidad; trazo mentalmente la bisectriz de mis pasos para reducirlos a la mitad y conducirlos de forma efectiva sin perder el control. un coche se detiene y me apremia con el claxon... creo que no estoy cruzando por el paso de peatones. ¿por qué la gente me mira así?

ya en la otra acera busco un asiento para reposar mi circular trasero. todo iba bien... nada tiene por qué fallar. a menos que haya cometido un error de cálculo. veamos, ¿qué puede haber fallado?

¿qué hace toda esta gente a mi alrededor? creo que soy oftalmofóbico; eso explicaría por qué me cuesta tanto pensar cuando la gente me mira.

"¿caballero, se encuentra bien?"

sí, sí, me encuentro bien... de no ser por esta ligera presión en el pecho.

¿sangre?

miro hacia abajo: algo perturba la regularidad de mis formas. identifico por su aspecto lo que parecen ser...


...dos puntas de flecha.






¡PLOF!


lunes, 11 de diciembre de 2006

capítulo uno: el fontanero atómico



me despierto de nuevo con el ruido de un taladro.

sin duda el fontanero brasileño de la puerta de al lado... nunca me he aprendido su nombre. pero él sí que es brasileño. y fontanero. un verdadero apasionado de su trabajo; cuando llega a casa después de una dura jornada de arreglos e instalaciones, arregla e instala las tuberías de su propia casa: la humedad es su única compañera en ese agujero; yo, por mi parte, ya he sufrido, por vivir en la puerta contigua, más de un agujero en la pared.

cuando me despierto antes de la hora me pongo a pensar. el problema es el vecino. cuando el vecino me despierta antes de la hora de levantarme, me quedo en la cama. esto ocurre seis días a la semana, de lunes a sábado, con una frecuencia regular y habitualmente el hecho se materializa en un estrepitoso ruido de algo que chorrea, algo que se rompe, chirría, es raspado, desatornillado o, como en este caso, taladrado.

el hecho es que mi mente se dispara... y empiezan las cuentas. contabilizo cuidadosamente cada cosa que tengo alrededor. diez libros sobre la mesa, una lámpara, ciento cincuenta y dos discos, cuatrocientas trece cintas de cámara de vídeo, ocho pelusas...

me desconcierto. la única forma de contarlo absolutamente todo es dividirlo y luego volverlo dividir hasta su forma mínima indestructible: el átomo. cada mañana empiezo a contarlo todo otra vez hasta que me canso y entonces me digo:
"da igual cuantas cosas haya en mi habitación, en mi casa, o en el mundo. todo lo contable se puede aproximar al número de átomos en el universo, es decir, 1000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000 átomos, aproximadamente."

y con una sonrisa de satisfacción, me preparo un café sin leche y con 3'5 gramos de azúcar.

domingo, 10 de diciembre de 2006

introducción: el matemático chino se presenta




no me salen las cuentas.
se trata de una especie de nudo nuboso; en eso consisten las grandes ciudades ¿no? la cúpula de los cielos , celda celosa del celibato de un ciervo; el cilicio clavado en el cerebro, prueba evidente de la congelación del tiempo, de la gangrenación del aire-viento estancado en cada pliego.
y me pregunto si podré salir de esta. si, ya sé que no soy cualquiera. diréis que una persona tiene que ser inteligente para saber chino y ser matemático. pero es que ni sé chino ni soy matemático. la historia de cómo empezaron a llamarme así es mucho más larga y rebuscada. y empieza aquí.